jueves, 11 de octubre de 2018

Me hace dar vueltas, y me mantiene suspendido en un oleaje que presumido arranca todo lo que tengo y se lo lleva a algún lugar.
Casi lejos, pero prometiendo volver para devolverlo y devolverme también esa risa, la manera en que sus labios se movían y el ritmo de sus intenciones, las miradas que intensamente me pedían ser suave, y el momento clave donde empezamos a creer. La devoción, por algo tan sublime que para mí es intocable, increíble y hasta un punto inalcanzable.  Pero esta ahí, entre mis manos, y lo disfruto. Todo lo que quiero de este momento en adelante encerrado en algo tonto como el sonido de un beso. Las cosas pequeñas que me llenan el corazón.
Es dorado, tiene formas amables y se me escurre entre los dedos. Tiene algo, que todavía no descubro pero ansío, y tiene una esencia, que es así de terrible como hermosa, y no para de sorprenderme con cualquier movimiento. Me hace bien, y eso, eso es lo que realmente importa.

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