jueves, 25 de junio de 2020

Ya no puedo ser cómplice de tu locura.
Todo lo que alguna vez tuvimos quedó en la sombra de una nueva vida.
Y está bien.
Gracias.
Por todo lo que me enseñaste
Por estar en los momentos difíciles
Y por ser quien fuiste siempre
Hasta que el apego nos volvió algo que no quisimos ser un día caminando por Oroño.
Estoy contento de que hayas encontrado tu estabilidad emocional, y que yo haya encontrado mí paz sin tenerte presente.
La vida va y viene, y en sus vaivenes se lleva lo lindo a veces.
Estoy seguro que eso que sos es libre y mutable, cómo las estaciones durante un año.
No te aburras más.
Nunca tuvimos mucho que ver más que ese año que compartimos.
Y ojalá que la persona que te acompañe esté lista para manejar lo que yo logré manejar.
Me pido perdón por ponerme tan oscuro, y por estar en una sintonía tan tóxica durante tanto tiempo.
Sigo mirando el celular como si a veces fueras a escribirme, pero la verdad es que tu corazón está muy caliente y el mío muy frío, y mí cerebro muy caliente y el tuyo congelado.
Me cansé del amor, esta vez lo doy por asegurado.
Al menos que encuentre a alguien (si no lo hice ya) que quiera compartir conmigo esta vida que todavía no se de qué se trata, ni dónde va.
Me siento un poco perdido, pero sé muy bien lo que quiero. Y no estás más en esa foto.
El pasado me persigue eso no lo voy a negar. Pero si algo aprendí de tantas peleas y discusiones es que no hay lugar para el futuro en el pasado.
Me siento herido, y desgastado.
No se que voy a hacer para volver a tener la energía que tenía antes de conocerte.
Lo que si se es que de dónde salió todo eso hay mucho más.
Pero me lastimaste, y ya soy distinto.
Hora de dar vuelta la página.
Y seguir.