Todo estaba ahi, quieto.
Cuando de repente se lanzó la chispa que detuvo el corazón y estremeció la piel, iluminando los hilos azules que brotaron en aquel instante.
El cantar mentiroso de la huída de los pájaros.
El incontable sabor del que se animó a saltar el charco, fuera o adentro del espejo, temiendo no solo poder romperlo sino que empaparse.
Y caer.
Por eso después, cuando las columnas se iluminan y la fricción entre el triángulo y la superficie se hace suave, se puede apreciar la situación.
Todo se asemeja y todo se hace más suave, y mientras más suave más rígido y mientras más fricción más chispas, hilos azules, pajaros, charcos, espejos, columnas y chispas, hilos azules, pájaros, charcos, espejos, columnas y chispas.
viernes, 4 de septiembre de 2015
Alarma
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